Colombia la grande
Había una vez un país llamado Colombia la grande; un gran país de enorme pechera y piernas delgadas, pero fértiles. Vivía libre señoreando entre dos océanos. Era sustento y apoyo para sus hermanos y vecinos debido a un buen corazón Bolisongon del cual nacían los más increíbles pensamientos latinos.
Cierto día, Colombia caminaba salvaje y solitaria mirando el cielo, cuando de tierras lejanas le vino en un suspiro, la gripe española. Bajó por sus crespos cabellos, católica y altiva, galopante y erguida, colonizándole el cuerpo en nombre de su majestad la reina.
Colombia se sacudió por el calor del fuego y cayó a cama congestionada. Sus venas plagadas de carruajes y armaduras rellenas de foráneas células destruyeron sus hijos, saquearon sus órganos y explotaron sus vírgenes montañas hasta descalcificarla, le invadieron de dolor.
A su corazón Bolisongon un pensamiento bueno le llegó; Bolívar se llamaba y la salud le recuperó. Armado hasta los dientes de sartenes, machetes, palos y mucha verraquera le trajo alivio a Colombia hasta que él murió.
La ambición que no había sido erradicada de los pulmones de la grande, recargó su fuerza y contraatacó. Se disfrazó de oligarca y a la pobre Colombia engañó, le desmembró su cuerpo dividiendo sus pensamientos en dos; Conservadores y Liberales. El ánimo le aguantó, y aunque trajo desigualdades de clases amplias tampoco le acabó, hasta que su mejor amigo, Estados Unidos logró, luego de un caldo de varios tratados, por fin ponerla en pie.
La medicina del norte le dio anti cuerpos con los que se defendió como pudo, aunque fue insuficiente, ya que terminó en cama varias veces. El ir y venir en la salud de Colombia cansó a sus ideas campesinas, quienes tomaron cartas en el asunto. Se alzaron en armas cual valientes seducidos por la idea de ser unidos e iguales y arrebatarle el poder a la injusta oligarca. Sin embargo, la subversión, con droga mala vida, terminó por ser un mal mayor, no trajeron alivio ni ayuda, en cambio, le generaron adicción. Sus tejidos y miembros fueron tomados por delincuencia, narcotráfico y peste de la que hasta hoy, no ha podido deshacerse.
¡Ay! mi Colombia, ya mismo prometo ayudarte, tal vez no pueda erradicar tus males, ni curarte toda, pero si puedo aliviarte una cosa, el pedacito de patria que me toca, mi familia y la escuela.
Comenzaré cuanto antes, porque nunca es tarde para amarte mi Colombia la grande.
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